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Cómo la tecnología está transformando la industria del turismo con experiencias inmersivas

Cómo la tecnología está transformando la industria del turismo con experiencias inmersivas

Cómo la tecnología está transformando la industria del turismo con experiencias inmersivas

El turismo inmersivo: cuando la tecnología se convierte en destino

Durante décadas, viajar implicaba elegir un destino, comprar un billete, preparar las maletas y lanzarse a lo desconocido. Hoy, la experiencia comienza antes de pisar el aeropuerto y, en muchos casos, va mucho más allá del viaje físico. Gracias a tecnologías emergentes como la realidad aumentada (AR), la realidad virtual (VR), los gemelos digitales o el internet de las cosas (IoT), el turismo vive una transformación radical. Una que redefine qué significa « conocer un lugar » y cómo lo experimentamos.

Más que una simple evolución, estamos ante un cambio estructural. Las experiencias inmersivas no solo están revolucionando la manera de descubrir nuevos entornos, sino que también están reconfigurando el modelo económico del sector, democratizando el acceso al patrimonio cultural e incluso abriendo el debate sobre el impacto ecológico del turismo tradicional.

De la postal al pase inmersivo: evolución de la experiencia turística

La lógica del turismo clásico se basaba en el desplazamiento físico. Pero en los últimos años, especialmente tras el impacto de la pandemia, la pregunta ha cambiado: ¿es imprescindible moverse para viajar?

La respuesta llegó de la mano de experiencias como las que ofrece Matterport, una plataforma que escanea espacios reales con alto nivel de detalle, creando entornos 3D navegables desde cualquier dispositivo. Gracias a esto, hoy es posible explorar la Basílica de San Pedro o una villa toscana en tiempo real, como si estuviéramos allí, sin salir de casa.

Y no se trata solo de turismo virtual para quienes no pueden desplazarse. Empresas como Tiqets y VoiceMap integran contenidos inmersivos en rutas físicas, usando realidad aumentada y audio espacial para enriquecer las visitas presenciales con capas digitales de información y narrativa interactiva.

Realidad Virtual y Aumentada: ventanas a mundos paralelos

La realidad virtual permite al usuario sumergirse completamente en un ambiente simulado. Aplicaciones como Wander (en Oculus Quest) permiten caminar virtualmente por ciudades icónicas a partir de imágenes de Google Street View en 360 grados. Imagina recorriendo Kioto bajo la floración del cerezo… en febrero desde tu sofá.

Por otro lado, la realidad aumentada añade elementos digitales al entorno real. Museos como el Louvre o el Rijksmuseum están implementando guías con AR para permitir a los visitantes ver las piezas en su contexto histórico original, recreaciones animadas o restauraciones virtuales de obras dañadas. En algunos casos, incluso puedes ver cómo era un templo en el siglo II a.C. mientras caminas por sus ruinas actuales.

No se trata solo de estética. Según un estudio de Deloitte Digital, el 60% de los viajeros considera que estas tecnologías mejoran significativamente su comprensión del destino y fortalecen su conexión emocional con el lugar.

Digital Twins y Smart Destinations: ciudades que aprenden contigo

El concepto de digital twin —una réplica digital de un espacio físico— ha avanzado rápidamente del sector industrial al turismo urbano. Barcelona, pionera en este ámbito, ha desarrollado un gemelo digital del Barrio Gótico para estudiar flujos turísticos, conservar el patrimonio y ofrecer rutas personalizadas.

Estas infraestructuras se combinan con sensores IoT que recogen datos en tiempo real: temperatura, afluencia de visitantes, calidad del aire, etc. Todo ello contribuye a crear destinos inteligentes, capaces de adaptarse dinámicamente al usuario. Si hay congestión en una zona, por ejemplo, la app oficial puede sugerir un itinerario alternativo menos saturado pero igual de interesante.

Este enfoque no solo mejora la experiencia del viajero, sino que también reduce el impacto del turismo masivo sobre el entorno y los residentes. Menos colas, menos contaminación, más significado.

Turismo accesible e inclusivo: lo inmersivo como herramienta de equidad

Una de las dimensiones más prometedoras del turismo inmersivo es su capacidad para eliminar barreras. Para personas con movilidad reducida, enfermedades crónicas o limitaciones económicas, las soluciones virtuales abren ventanas antes cerradas.

El proyecto ACCESS4YOU, financiado por la UE, está desarrollando herramientas basadas en VR para permitir a personas con discapacidad explorar de manera completa espacios turísticos y culturales. Y Airbnb lanzó en 2020 una serie de “experiencias online” que incluían visitas guiadas a lugares remotos, talleres de cocina tradicional o rutas sonoras narradas por locales.

Este tipo de enfoques plantea un futuro más equitativo, donde el conocimiento y la emoción del viaje no dependen exclusivamente del capital físico o económico, sino de la conexión humana y digital.

Limitaciones técnicas y desafíos éticos

Pero no todo son paisajes de ensueño en 3D. Hay varias cuestiones espinosas que el turismo inmersivo todavía no ha resuelto del todo.

En primer lugar, la brecha tecnológica: no todos los usuarios disponen de dispositivos compatibles ni de conexión estable para experiencias avanzadas. Las gafas VR siguen siendo caras y las aplicaciones con AR de calidad requieren smartphones de última generación.

En segundo lugar, y más preocupante, entramos en el terreno de la autenticidad. ¿Hasta qué punto una experiencia virtual sustituye a la vivencia real? ¿Acaso estamos normalizando una cultura del “pseudoviaje”, donde el souvenir es un archivo .zip en vez de una artesanía local?

Además, el tratamiento de datos personales en entornos inmersivos es todavía un far west jurídico. Las aplicaciones rastrean geolocalización, reconocimiento facial, patrones de comportamiento… sin marcos regulatorios claros. ¿Estamos viajando libremente o estamos siendo guiados en recorridos diseñados para monetizarnos?

Startups que reconfiguran el negocio turístico

Los actores innovadores no provienen solo del sector tradicional del turismo. Startups tecnológicas están liderando el desarrollo de estas experiencias. Algunas a seguir:

Estas iniciativas no solo abren nuevos mercados, sino que también funcionan como bancos de prueba para modelos híbridos entre presencia física y experiencia digital.

Sostenibilidad: ¿una verdadera alternativa al turismo de masas?

Uno de los discursos más repetidos alrededor del turismo inmersivo es su potencial ecológico. Menos vuelos, menos consumo de recursos, menor huella de carbono. Según datos de la Organización Mundial del Turismo, el sector tradicional representa cerca del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. ¿Puede el turismo virtual aliviar esta carga?

Parcialmente, sí. Si una parte relevante de las visitas culturales o de negocios se realiza de forma virtual, se podría reducir significativamente el transporte aéreo. Algunos museos están incluso planteando limitaciones por sostenibilidad y ofreciendo equivalentes virtuales personalizados como opción preferente.

Sin embargo, también hay que considerar el coste energético de estas infraestructuras digitales. Las renderizaciones en tiempo real, servidores en la nube y dispositivos conectados requieren energía, no siempre de origen limpio. Todo indica que la sostenibilidad real del turismo inmersivo dependerá más de cómo se implementa que de su mera existencia.

Viajar ya no es lo que era, y eso no tiene por qué ser malo

El turismo inmersivo no busca reemplazar el viaje tradicional, sino complementarlo, modularlo, personalizarlo. Nos invita a repensar qué significa viajar en la era digital: ¿es desplazarse o comprender? ¿Es acumular sellos en el pasaporte o emociones en la memoria?

Como toda disrupción tecnológica, esta tendencia plantea oportunidades inmensas, pero también responsabilidad. Que el turista del futuro no solo sea más conectado o más informado, sino también más consciente. La clave no está en los píxeles, sino en la perspectiva.

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